Desde una voluntad volumétrica clara, solicitada por la propiedad, el trabajo tenía que destilar un programa adaptado a las condiciones de la parcela, de las que la geobiología ocupa un orden preponderante. Desde la elaboración de la maqueta, el promotor no solo intervenía en el uso sino también en el volumen, respetando el equilibrio entre la creación y el lugar. El desarrollo del proyecto sigue el mismo criterio de integración entre vivienda, piscina y jardín. Se ha procurado que la relación entre vivienda, luz y volumen no se vea dificultada por elementos superfluos. En el interior de la vivienda, un doble espacio en el cuarto de estar relacionado exclusivamente con la escalera y los distribuidores de ambas plantas confiere un recorrido longitudinal que conjuga la relación transversal con el jardín. La ejecución cuidadosa y el control del detalle, así como la elección de una paleta de materiales escasa, han sido los acompañantes necesarios para el resultado arquitectónico.